Estatutos

Estatutos de la Primera Iglesia Evangélica Bautista

 Daniel Fernández Crespo 1741- Montevideo, Uruguay

 Preámbulo

 

Nuestros artículos de fe:

1. Las Sagradas Escrituras

Creemos que la Santa Biblia es la Palabra de Dios y la única regla de fe y práctica; y por ella los hombres serán juzgados.

2. El Dios verdadero

Creemos que hay un Dios viviente, hacedor y árbitro supremo del cielo y de la tierra; y que es un Espíritu infinito e inteligente. Creador y sustentador del universo. Es indeciblemente glorioso en Santidad; merece toda honra, amor y adoración; y que en la unidad de la divinidad existen tres personas que son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo iguales éstos en toda perfección, uno en ser y esencia pero desempeñando oficios distintos.

3. La caída del hombre

Creemos que el hombre fue creado en santidad, sujeto a la ley del Creador, con libre albedrío, pero por la transgresión voluntaria cayó de su estado perfecto. Por cuya causa todo el género humano es ahora pecador, no por fuerza sino por voluntad, por su naturaleza desprovista de la santidad que la ley requiere, y por lo mismo bajo justa condenación.

4. El Camino de la Salvación

Creemos que la salvación de los pecadores es enteramente por gracia, en virtud de la obra intercesora del Hijo de Dios; quien comisionado por el Padre, libremente tomó nuestra naturaleza (salvo el pecado) honró con su personal obediencia la ley divina y con su muerte hizo plena expiación por nuestros pecados; que habiendo resucitado de entre los muertos está ahora entronizado en el cielo y reúne en su admirable persona las más tiernas simpatías con perfecciones divinas; y en todo sentido ha probado ser un Salvador idóneo, compasivo y omnipotente.

5. La regeneración

Creemos que la regeneración es una experiencia interior también llamada nuevo nacimiento, y es obra del Espíritu Santo en el corazón del hombre. Que así se consigue que voluntariamente obedezca el evangelio; y que se ve evidenciada en la vida regenerada por los frutos santos del arrepentimiento, la fe y en una nueva manera de vivir y de andar.

6. El arrepentimiento y la fe

Creemos que éstos son requisitos indispensables para la salvación y que el arrepentimiento es hacia Dios y la fe hacia Cristo Jesús y están íntimamente relacionados, que son la obra del Espíritu Santo en el corazón y que por medio de ellos, el pecador convicto sinceramente contrito, vuelve a Dios y reconoce a Cristo como su salvador personal, único mediador, Señor y Rey.

7. La justificación por la fe

Creemos que la gran bendición evangélica que asegura Cristo a todo aquel que en Él cree, es la justificación que incluye el perdón de los pecados y la promesa de vida eterna sobre principios de justicia; que se confiere sin consideración a ninguna obra de justicia que hayamos hecho, sino únicamente por medio de la fe en la obra redentora de Jesucristo, en virtud de la cual la justicia perfecta de Dios nos es imputada libremente y nos conduce a un estado de bendita paz y favor de Dios.

8. El propósito de la gracia de Dios:

Creemos que la elección es el propósito eterno de Dios según el cual bondadosamente regenera, salva, y santifica a los pecadores; que por ser tal propósito consecuente con el libre albedrío humano, abarca los medios juntamente con el fin; que sirve de manifestación de la soberana bondad divina; que excluye la jactancia, promoviendo la humildad; que estimula el uso de los medios conocidos por los que los efectos se ven en los que conocen a Cristo; y que es el fundamento de la seguridad cristiana.

9. La santificación:

Creemos que la santificación es el proceso por el cual, conforme a la voluntad de Dios, somos hechos participantes de su santidad; que es una experiencia progresiva; cuyo principio está en la regeneración y que se efectúa en el corazón de los creyentes por el poder y presencia del Espíritu Santo, sello y consolador, en el ejercicio continuo de los medios establecidos, particularmente la Palabra de Dios, el examen personal, abnegación, vigilancia y oración.

10. La perseverancia de los redimidos:

Creemos que los verdaderos creyentes son sólo aquellos que perseveran hasta el fin; que su perseverante acogimiento a Cristo es la gran señal que los distingue de los que superficialmente profesan ser cristianos; que una Providencia especial vela sobre su bienestar; y que son preservados por el poder de Dios, y por la fe, para eterna salvación.

11. La iglesia:

Creemos que la verdadera Iglesia de Cristo, es una congregación de creyentes bautizados después de una profesión de fe, unidos en las doctrinas del evangelio, comprometidos en mantener las ordenanzas conforme a las Sagradas Escrituras; reconociendo a Cristo como la única cabeza, tomando la Biblia como su única regla de fe y práctica, y cuyos oficiales son pastor y diáconos, cuyas calificaciones y requisitos y deberes están definidos en el Nuevo Testamento.

12. El bautismo y la cena del Señor:

Creemos que el bautismo y la cena del Señor, son dos ordenanzas que pertenecen a una iglesia de Jesucristo. Creemos que el bautismo debe ser por inmersión en agua en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, como símbolo de la sepultura y resurrección de Cristo y del creyente; y que es un requisito para gozar de los privilegios de una relación eclesiástica. La cena del Señor (la segunda ordenanza del Señor a la iglesia) y que consiste en 2 especies que son el pan y el vino que representan el Cuerpo y la Sangre de Cristo con los que se conmemora el sacrificio hecho por Jesús en expiación por nuestros pecados, precediendo siempre a este acto, un solemne examen personal.

13. El día del Señor:

Creemos que el primer día de la semana, el domingo, es el día de reposo del cristianismo y que se lo llama también el día del Señor; que éste día ha de consagrarse a los fines religiosos; absteniéndose el cristiano de todo trabajo secular que no sea obra de misericordia o absoluta necesidad.

14. El gobierno civil:

Creemos que el gobierno civil está puesto por Dios para el bienestar y el orden de la sociedad humana; y que debemos orar por los magistrados, honrándoles en conciencia, y obedeciéndoles, salvo en aquellas cosas que son opuestas a la voluntad del Señor, único dueño de la conciencia; y que debe haber separación completa entre el Estado y la iglesia, siendo cada uno necesario e importante pero con una esfera distinta de acción.

15. El mundo venidero:

Creemos que Dios ha determinado un día cuando este mundo llegará a su fin; que Cristo vendrá otra vez como juez, porque el día de la salvación habrá pasado; que los impíos serán sentenciados a eterna condenación, y que los justos irán a disfrutar de eterno regocijo; y que éste juicio determinará para siempre el estado final de los hombres, en el Cielo o en el Infierno sobre bases de justicia.