Como estudiantes de Secundaria y Universidad, muchos recordarán haber estudiado en Literatura, la obra del reconocido escritor y dramaturgo Florencio Sánchez. Una de las más conocidas obras de teatro de este insigne uruguayo, se titula como el comienzo de este artículo de hoy. La obra en sí misma resulta en un drama descriptivo de la decadencia e ignorancia de la sociedad en el comienzo del siglo XX. Todos los valores comienzan a desmoronarse cuando los esenciales son ignorados o tergiversados. Cuando ignoramos esos principios rectores de la Sana Moralidad, todo irá “Barranca abajo”. Me tomo el atrevimiento de citar a Florencio Sánchez, en el contexto actual del relajamiento de conductas y costumbres que han sido claras en el pensamiento cultural de la sociedad mundial y que ahora se están socavando.
Creo que, como cristianos, no podemos “dar vuelta la cara” a lo que sucede con los desviados enfoques que nuestros parlamentarios, y buena parte de la sociedad uruguaya, están dando a lo que llaman “Matrimonio igualitario” y otros temas vinculados. Para los cristianos “LA ÚNICA REGLA DE FE Y PRÁCTICA ES LA BIBLIA, PALABRA DE DIOS INFALIBLE”. La Biblia dice: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán e l reino de Dios”.
1ª.Corintios 6:9 – 10. La Biblia dice con exactitud, mencionando este pecado de la homosexualidad que: “…Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aún sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres y recibieron en sí mismos la retribución debida a su extravío”.
Romanos 1: 24 – 27. Los que redactan y aprueban las leyes de cualquier país, sin tener en cuenta lo que Dios dice en la Biblia, para que esas leyes parezcan una alternativa de vida viable, lo único que hacen es pervertir el orden de Dios y conducen a los pueblos “Barranca abajo”.
Los matrimonios cristianos debemos enseñar a nuestros hijos cuales son los valores y principios de Dios para la familia, para la sexualidad sana, para la administración de la vida y para todas las conductas morales que les guiarán “por sendas de justicia” y rectitud según estableció EL CREADOR Y SUSTENTADOR DE LA VIDA: DIOS. Las perversiones surgen cuando “no tenemos en cuenta a Dios” y arrogantemente queremos ocupar su lugar.
Por otro lado la Iglesia Cristiana Evangélica, debe pronunciarse en contra de las leyes que están destruyendo a la Familia. A eso estamos asistiendo en este siglo, a la destrucción de la familia. No podemos reconocer que FAMILIA es la unión de dos hombres o de dos mujeres por más que las leyes humanas lo digan.
Debemos recordar al momento de elegir las autoridades públicas, quienes son los que aprueban y sustentan esta destrucción y que no merecen nuestro apoyo.
Sí oramos para que se arrepientan y cambien de conducta, y esto sólo ocurrirá en forma efectiva si rinden sus vidas a Cristo. (2da.Corintios 5:17).
“Los únicos diques de contención a tanta inmoralidad son El Espíritu Santo y la iglesia en el mundo” afirmó John Sttot, teólogo inglés ya con El Señor. Así pues, mientras ambos están en el mundo cumplen su misión y entre ellas, la denuncia de estas desviaciones del Plan Original de Dios para la familia.
Estudiemos como cristianos y como iglesia, las Leyes Mayores y Perfectas que están en la Biblia, Palabra de Dios, y anunciemos las mismas en todo lugar donde actuamos.
Lemuel Larrosa – Pastor
Editorial publicada Domingo 7 de abril, El Heraldo.
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