La alegría de servir 

Lucas 10.38-42

 

“Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviéndote sola? ¡Dile que me ayude! V.40. 

 

Una de las cosas que más satisfacciones nos da en la vida es poder hacer algo por otro. No hay cosa que nos produzca más alegría que servir a nuestro prójimo. Dietrich Bonhoffer escribió: “Nuestra posibilidad de servir a Dios estriba en nuestra disposición de servir a otros en el espíritu de Cristo. En Jesucristo, el servicio de Dios y el servicio del menor de nuestros hermanos son una cosa.”

 Por su parte el teólogo Emilio Brunner expresó: “Cuando uno se vuelve a Dios deseando servirle, Dios dirige su atención al mundo y sus necesidades.” “Si Marta hubiera estado como María en un rapto de contemplación, no habría habido quién preparara la cena al Divino huésped.” escribió Teresa de Avila. 

Estos pensamientos nos permiten apreciar que servimos a Dios en la medida que ayudamos a quienes tienen alguna necesidad y esto le da calidad  a nuestras vidas. Por otro lado las actitudes de Marta y María nos muestran que cada uno sirve al Señor de acuerdo con sus capacidades y posibilidades. En esa memorable visita Jesús necesitaba de la dulce compañía de María, pero también de la calidez de una mesa bien servida. Era un tiempo especial en la vida del Señor porque una semana después daría su vida por la humanidad muriendo horriblemente en la cruz. Por eso necesitaba compartir un tiempo con sus amigos conversando y disfrutando de una rica comida.

 Las dos hicieron lo que consideraron oportuno para agasajar a su Amigo. Esta verdad nos permite comprender que podemos servir a Dios y a nuestro prójimo de diferentes maneras. Por eso no debemos criticar o cuestionar a los que sirven o hacen las cosas de otra forma, Cuando criticamos a otros, perdemos el gozo de servir. Para María lo mejor era estar con Jesús y para Marta lo más importante era la cena. Ambas cosas eran necesarias e importantes, pero el afán de Marta la puso tensa, cuestionó a su hermana y perdió el gozo de lo que estaba haciendo. 

Dejemos de mirar cómo sirven los demás y, mirando las grandes necesidades que nos rodean, comencemos a servir hoy mismo a nuestro Señor con gozo y de acuerdo con nuestras capacidades y posibilidades.

 Aprovechemos hoy todas las oportunidades para servir con gozo al Señor. 

 

Rogelio Nonini – Buenos Aires, Argentina